¿Por qué tendré la sangre tan blanca?

Cuelgo esta historia a sabiendas de que la lean mis conocidos y que los psicólogos que se enteren me quieran llevar a sus consultas. Y con razón. Basada en un hecho real de supersticiones, sentimientos y momentos que pasarán a la historia de mi vida en este idilio con el Madrid.

Solo me queda un consuelo si los psicólogos son blancos me entenderán y si son del Barça estarán mucho peor que yo.

Acabo de llegar a casa y el Madrid es campeón

Este es el relato de dos horas de infarto. Momentos algunos en los que ya ni sentía ni padecía. Periodos de fe y de todas las supersticiones que estuvieron al alcance de mi mano. Arranca todo. El Madrid solo tiene que ganar en casa al Mallorca para ser campeón. La tarea no parece muy difícil, claro que con esta liga y este Real, todo es tan fácil como complicado. Quien nos lo iba a decir hace apenas dos meses. Pero una vez girada la tortilla el Madrid había pasado del milagro al deber, a la obligación y solo eso ya cambiaba el panorama. Me junto con seis amigos en un bar. Realmente amigos solo hay uno pero con ese escudo cualquiera puede cenar en mi casa.

El Mallorca envía un balón al palo cuando todavía buscaba un sitio adecuado para vivir los noventa minutos de juego. ¡Vamos a sufrir! El Madrid no ataca por ningún sitio y deja lagunas atrás. El Mallorca que por cierto corría como si jugarán una final de la copa de Europa da el zarpazo y pone el gol. No me lo puedo creer. Si no somos capaces de atacar bien al menos guarda la defensa pero ni eso. Apenas un suspiro después Van Nistelrooy se lesiona. El Barça está ganando 0-3 en Tarragona y empiezo a recordar que fui niño y que viví lo de Tenerife. Se abre la caja de los fantasmas. Sin “Van Gol” pichichi de la liga tenemos que remontar el marcador. Necesitamos otra remontada y creo que van nueve en los últimos dos meses y medio. Me he cambiado veinte veces de silla, de televisión y de lugar. Pero nada. Nada de nada. Estamos en el descanso y esto tiene muy mala pinta. Cuando vuelvo a entrar al bar después de tomar un cierto aire dentro de ese infarto futbolístico la segunda parte ya ha comenzado. Todo sigue igual solo que el Madrid se ha volcado a la caza del gol y deja muchos más espacios en defensa. Varela puede poner el segundo y perdona. No me lo puedo creer. Beckham se lesiona también y se despide del Bernabéu. Ya no puedo más quedan veinte minutos para el final. El Barça gana 0-4 y cuando parecía todo hecho el Madrid va a dejar escapar esta liga. Y es que el fútbol como el amor no es una ciencia exacta. ¡QUE RAPIDO PASA EL TIEMPO! Me voy del Bar. No puedo más con esta agonía. Recuerdo que el gol del Madrid la semana pasada llegó cuando me cambie el anillo de dedo y de mano. Vamos a la izquierda “Larita”. Estoy de camino a otro bar. No muy lejos apenas 500 metros separado del primero. De camino entre ambos escucho un ruido que solo este Deporte es capaz de producir con esa resonancia. ¡GOOOOOOOOL!

No se de quien es aunque por la zona y por el fuerte zumbido intuyo que es blanco. Una de dos. O es el fin o el principio del sueño. Por un balcón escucho ¡Vamos Madrid!

El gol es del Real. Otra vez la heroica. ¿ y ahora que? Mi idea era ir a ese Bar pero el Madrid ha empatado cuando estaba de camino. Y da igual. Creo en Dios aunque podía haber echo que no me gustará el fútbol, al menos al que yo no juego. Estoy limitado, no puedo correr ni centrar, ni rematar, solo puedo mirar la pantalla. Dentro del Bar. 1-1 ¡QUE RAPIDO PASA EL TIEMPO! Iker salva una contra del Mallorca. Corner a favor del Madrid. Diarra remata y con todo el suspense de una película americana el balón entra. ¡GOOOOOOOL!

Salgo del bar a sabiendas que quedan diez minutos de agonía. Voy a dar un paseo desde el bar a la estación. Tranquilo pensando en alguna canción o en algún verso que me ayude a acortar el espacio hasta el final. Lo más difícil se ha hecho pero el fútbol es tan inexacto como lo era hace media hora en la que el Barça era campeón así que todo puede pasar. Aunque no quisiera mi cabeza me ha llevado instintivamente a cantar “Allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir… ¡GOOOOOOOOOOOOOL! Por el ruido de los mismos lugares se que es nuestro aunque en ese momento de intervalo, ese mini-segundo de blanco mental no siento nada. Pero es nuestro. Reyes ha marcado el tercero. Lo sé porque un tipo con una camiseta “Pongamos que hablo del MADRID” ha salido corriendo del bar a la calle. Vuelvo de camino al lugar del crimen y entro. 3-1. Quedan seis minutos. Por cierto. ¡QUE LENTO SE PASA EL TIEMPO! Quedan segundos y mientras todos cantan yo me voy cambiando de ropa. Llevaba los artilugios merengues (camiseta, pantalones y bufandas) en mi bolso. Funciono el día en que mi Andalucía subió a primera y yo guarde la camiseta verdiblanca en el bolso hasta el final en el que me la puse. Las calles son blancas. Se acabó. El Madrid es campeón de liga. Vuelvo corriendo como un loco al Bar en el que empecé a ver el partido. Y me fundo en un abrazo con Dani (el único amigo de verdad) y con todos los demás. Y después poco recuerdo. Salimos del Bar y a nos encontramos a la hermana, madre y abuela de Dani en el ayuntamiento de Barberà. Fue lo segundo que abracé con el Campeones, campeones. Y hasta ahora que he llegado a casa todo es libre de imaginación. Bailamos, cantamos, y pasamos por todas las fuentes que había. La de Barberà la habían vallado nuestros socialistas a cal y canto así que invadimos la otra. Bueno esa también… Nos bañamos en Sabadell, en la fuente del Parc Catalunya que parecía el centro de Madrid. Encontramos a muchos amigos por el camino, de esos que solo ves de cuando en cuando y que me hicieron recordar porque soy del Madrid. Repito. Que más me gustaría a mí que no haber nacido para esto, que no tener más escudo que el mío. Pero ya no tiene arreglo. Tengo la sangre blanca. Pero esto es un deporte, un juego en el que unas veces gana el Madrid y otras los demás. Lastima que algunos no lo sepan. Recuerdo cuando hace un año llame a todos mis amigos cules para felicitarles por el campeonato. Como aficionado se que es algo muy bonito. Ayer nadie de ellos me llamó. Y que más da. Me llamo mi madre que es más blanca que yo aunque no lo diga y siempre limpia la replica de la Cibeles que tengo en mi cuarto con una estima especial y casi melancólica. Y mi novia aunque sea para controlar si bebía. Y estaba con Dani. Y el Real Madrid era otra vez Campeón. Y van 30. Me voy a dormir mientras veo por televisión la imagen de Raúl colgando la bandera en la diosa Cibeles. Que grande es esto del fútbol, pero… Al fin y al cabo mañana será otro día.

4 ¿Y tú qué dices?:

Harpo dijo...

Pues ni te cuento lo que sufrí yo...

Enhorabuena, '7' ;-)

Jaume Pros dijo...

Héctor, bienvenido a la blogosfera. Escribes muy bien. Seguro que te seguirá mucha gente.

Un abrazo


PS. La próxima liga... ¿cuando os toca? Ummmmh, en el 2011, ¿no?

;-)

Anónimo dijo...

Que enfermo

hector dijo...

La de "enfermo" se nota que no ha leído,al menos entre líneas, el texto.Como minimo para descifrar el mesaje que llevaba dentro o al menos lo que quería decír.Antes de isultar te agradecería que leyeras dos veces algo;luego si quieres insulta.