La poesía como poder curativo

Hoy me dió por pensar en esto. En los grandes poderes que tienen las letras, la música, para hacernos sentir vivos. Para sentir.
Letras que enganchamos y adaptamos a nuestras vidas... a nuestros sentimientos.
La poesía, decían, es una arma cargada de futuro.
Hoy me dió por recordar los enormes poderes de cura que tiene un poema.




El amor dura tres años

No hay más.
El sábado, llegó la vuelta a la más fiel de las rutinas merengues. La remontada, la épica, la corazonada...y la película nos suena ya.

Este Madrid lleva jugando así, y ganando la liga, dos años. Pero ¿donde está el límite?
Al fútbol como a casi todo se puede ganar con el corazón, pero no siempre el corazón responde, y este invierno tiene pinta de que el sístole ya no bombea bien.
Poco se le puede reprochar a unos jugadores que siguen sacando la casta de donde no la hay. Con diez, remontada; con nueve también.
El Madrid ha roto casi todas las barreras de lo imposible en este modo, tan particular, en el que se ha acostumbrado a vivir. Y es bonito, no vayan a pensar lo contrario. Tal vez, incluso más que ganar fácil y cómodo. Perjudicial para la salud, sin duda, pero bonito. Esa heroica que roza cuando parece que todo es imposible, que otro día será, más parecido a una "Nadalada" que a algo lógico.
Lo cierto, es que en la mayoría de ocasiones, este equipo, sale airoso de estos envites. Supongo que le resulta una situación tan natural y cotidiana que no se tensa, ni se ofusca. Ni se pone nervioso en los momentos delicados, cuando los demás, como el Málaga, sí.
El Bernabéu grita, ruge, los minutos se van haciendo más largos, y el Madrid te come. De esa lección, arte y parte, nacida de las huellas impregnadas de Capello, no se vayan a olvidar, han aprendido todos. Algunos como Raúl ya la sabían. Otros como Higuaín empiezan a entenderla.
Me cuesta conciliar con los que pitan a esos jugadores. Que miren pues hacia arriba y vean el desastre que les han dejado Calderón y su trupe. Dos ligas donde no las había; créanme.
Pero bien, volvamos al principio; al "no hay más".
¿Qué pasa cuando la guapa ya no es tan guapa? ¿ni las noches son todas de boda? Pues que en la justa medida que ustedes quieran ponerle, el fútbol es irremediablemente parecido al amor. Y ahora, pasa una morena que nos llama la atención por ser muy guapa. Si quieren le pondremos Barça. Y sus noches son todas de boda, y aquel amor irracional se ha convertido en monótono y tildoso. Y por mucho que en un arrebato de coraje nos volvamos locos he intentemos recuperar lo perdido, la mañana siguiente nos devuelve al origen, a la cruda realidad. Y la realidad dice que, al menos, en este Madrid que tenemos, el amor, como titulaba aquel libro de Beigbeder, dura tres años.
Y este es el tercero.

"Coitus interruptus"

Para empezar podría haber puesto el vídeo de las últimas dos vueltas de la carrera pero, primero, no me apetecía volverlo a ver y, segundo, encontré esto por la red que, además de muy logrado, es lo que todos hubiéramos deseado hacer en Brasil.
¡ No pudo ser!
Como me dijo mi jefe fue un "Coitus interruputus"
¡Lástima!



Puede que seas de los que, como yo, celebró la victoria de Massa que nunca existió. Se la comieron todos, comentaristas, mecánicos, ingenieros y jefes de equipo. En realidad creo que, viendo las imágenes, el propio Hamilton no sabe tampoco que a adelantado a Glock. Supongo que como nosotros piensa que es un doblado porque en su intento desesperado por coger al Toro Rosso de Vettel, y la que caía, no había lugar para ver nada más. El caso es que Hamilton no lo pasó y llegó a la meta sin saber que Glock se había quedado por el camino. Ojo, en tres vueltas el alemán perdió más de medio minuto por jugársela con los neumáticos de seco. Contrato vitalicio en Mclaren ¡Si señor!
Le fue por los pelos, otra vez. Por si no ha quedado claro, yo, como casi todos los Alonsistas, deseábamos la victoria de Massa. Un tipo que no es que nos caiga especialmente bien tampoco pero, visto lo visto, hubiera sido como Räikkönen el año pasado; el mal menor.
Y mientras todo el mundo celebraba un campeonato que sólo ganó uno, a otros se nos pasaban por la cabeza un millón de cosas.
La primera, por supuesto, es que si Fernando I de España, hubiera tenido un coche medianamente competitivo, como éste tramo final del año, y digo competitivo no ganador, esos dos no luchaban por un campeonato del mundo ni en broma.
Massa que se acongoja cada vez que ve algo en su retrovisor, aunque sea un doblado, y el otro al que le vale ser quinto, y con el mejor coche de la parrilla, necesito que Dios obrara un milagro.
En fin, el año que viene nos veremos todos otra vez. Incluidos los padres de Massa y Hamilton, las novias, hermanos y hasta Laura Pausini. ¿Pero esto qué es? Luego dicen de los futbolistas. ¿Se imaginan en el banquillo del Madrid a las mujeres y a los padres de los jugadores? ¿Qué es esto un partido de pre-benjamines del Barberà? ¿Esto qué es una guardería?
La segunda, es mi explicación del por qué, como casi todos, iba con Massa. Bueno algún día me hubiera gustado ver a Luisito con otro coche que no fuera el del Papi "Ron Dennis", y que éste segundo no utilizara artimañas raras del tipo: ¿Alguien se ha fijado donde acaba Kovalainen desde que ganó su primera/única carrera?
Bueno, esto lo hemos vivido en carnes durante todo un año.
Por los pelos Hamilton fue campeón del mundo, y le arrebata el récord de campeón más joven del mundo a Alonso. Récord que, por cierto, me parece bastante absurdo porque son de esos que se van a ir quitando cada vez más rápido. Por suerte, cada vez entran pilotos más jóvenes a la parrilla, y señores como Coulthard van dejando espacio. Lástima habernos quedado un año más sin ver a De La Rosa que bien se lo merece. También es normal que este chaval sea el más joven en ser campeón de F1, porque con su padre ahí todo el día debe ser un niño digo yo, porque si no, no me explico que hace el Conguito tocando la flauta. ¿Papi, puedo beber champán?
Para acabar, siendo respetuoso y honrado, he de decir, que entre estos dos mega-pilotos Hamilton lo merecía más. Está medio loco, siempre ha tenido el mejor coche, se pone histérico cuando no sale primero hasta el punto de asustar hasta a los cámaras, su jefe hace unas cosas muy raras con sus compañeros de equipo, es niño mimado, y sus compañeros de parrilla le tienen tirria porque a veces juega muy sucio. Pero hay que recordar que en la última carrera Massa necesitó que Räikkönen le dejara pasar para sumar un punto más, lo que significa, como ya se habrán dado cuenta, que a pesar de lo dicho y con toda la pena del mundo, Hamilton es mucho mejor piloto que Massa.
Eso si Luisito, escucha bien está canción y pónsela a tu padre todo tu mes de vacaciones porque como el año que viene nuestro coche corra un poco la vas a sentir tanto que te vas a aburrir de ella.



PD: Morena, ya ves, al final me va a gustar más de lo que pensaba...