VALDÉS: Al César lo que es del César


Criticado y agasajado hasta la saciedad, Víctor Valdés ha dado en ésta eliminatoria un golpe de autoridad; un puñetazo sobre la mesa, que es donde toca, para que los hasta los más ateos de su cofradía piensen que tal vez se equivocan. Al menos en los últimos dos partidos seguro.

El meta azulgrana ha sido, con permiso de Iniesta, el jugador más determinante de la semifinal ante el Chelsea. Así es el fútbol en su parte más mezquina, en la que sólo recuerda al héroe y se olvida de todos los que hicieron posible que éste pudiera serlo.

Es aquí donde aparece el portero. Una profesión de alto riesgo en un circo sin muchas alarmas. Si el centrocampista pierde un balón en el centro del campo puede ser que, hasta en el peor de los casos, tenga cuatro o cinco hombres para intentarlo arreglar. Si el portero falla, sólo queda el gol.
En estos 180 minutos en los que cada uno a su manera buscaban la gloria. El Chelsea la tuvo en todos ellos, y se le fue en esos minutos en los que las apuestas están cerradas ya. Al Barça le bastaba un gol, un pequeño ruido que a medida que pasaban los minutos en Londres se iba convirtiendo en heroicidad. Y llegó.

Pero para que ese gol fuera el gol con mayúsculas antes estuvo siempre Valdés. En las pocas acciones en las que el Chelsea se atrevió a atacar sin darse la vuelta para mirar donde estaba Messi; ahí estaba. En la ida, para sacarle un mano a mano providencial a Drogba. Con valentía, y con el riego que cualquier otro en el campo puede tomar sin sospecha; por dos veces. Y en Stamford Bridge, donde el Barça se volcaba buscando un milagro, estuvo otra vez. Siempre aguantó. Luego llegó el gol de Iniesta, y ya pocos se acordaran de Valdés en Roma.

Como pocos se acuerdan de aquel uno contra uno que le sacó a Henry en la última final de la Champions. Con 1-0 abajo y a poco del final. Luego llegó Eto’o y Belleti. Y Almunia que demostró que ser portero no es tan fácil. Al igual que Cech, que vio como se le escapaba la oportunidad de su vida en un tiro que no era precisamente imparable.

Valdés ha tenido tres problemas muy grandes en todo el tiempo que lleva defendiendo la portería del Barça. El primero es su actitud chulesca y prepotente en el campo, que nunca acabó de llegar a la gente. El segundo es Casillas. Su eterna comparativa con Iker es una losa enorme. Valdés es Valdés, y a día de hoy no creo que haya un recambio mejor para él. Todos sabemos que Casillas es el mejor portero del mundo; pero ahí se acabó el debate. Igual que el Barça tiene a Xavi y el mi Madrid a Gago. Pero a Gago se le valora o se le desacredita por lo que hace en el campo; no por lo que hace Xavi… no sé si me entienden.

Y el tercer y más grande problema que ha tenido Valdés es simplemente ser portero. Una puesto en el campo que me recuerda al del árbitro. Lo mejor es que pase inadvertido, y apenas goza de palmadas en la espalda. Bastante tienen los otros con entenderlo como algo normal, y correr hacia atrás como locos.
El portero no suele ser héroe; ni sale a hombros. Sólo tiene una oportunidad de ganar que es el penalti, donde curiosamente él no tiene nada que perder, y el delantero si.

Ayer me acordé de un buen amigo que siempre fue portero y que nunca tuvo un don especial para estar bajo palos. Estábamos en una final. Perdíamos 1-0 y quedaban diez minutos. Con todos volcados hacia la remontada, sacó una mano prodigiosa que sólo él sabe como y de donde salió. La pelota fue a córner. Luego yo metí tres goles, remontamos y ganamos la final. Cuando acabó todo el mundo me decía que había ganado la final, que había desequilibrado el partido.
Lo curioso es que con el paso del tiempo, no recuerdo muy buen como fueron aquellos tres goles que nos dieron el título, pero jamás olvidé aquella parada.
Y él tampoco.


PD: De Henning ya ha hablado mucha gente…xD


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