Tributo al Fútbol

Ya de por sí, Anfield es un lugar que no deja lugar a la especulación. Ni una sola escapatoria. Aquí se ha venido a jugar a fútbol. En la bocana de vestuarios, después de veinte metros de pasillo, hay un cartel que dice: "THIS IS ANFIELD". Por si acaso minutos después alguien se olvida que está en la catedral del fútbol y, casi casi, de la historia en general. Al rival le asusta, o le debería asustar esa idea. Pero normalmente no suele ocurrir eso, si no todo lo contrario; si lloramos aquí salimos muertos. Ni que decir que el cartel recuerda a los jugadores del Liverpool a donde salen a jugar. Que han de hacer y que no. Mientras de fondo 50.000 almas cantan el You'll never walk alone. Sería imposible no escucharlo. Esa debe ser, sin duda, una de las cartas que esconden para tratar con tal magia ese deporte, ese momento. Ayer Liverpool y Arsenal, nos regalaron uno de los partidos más bonitos de la era moderna de este deporte. De los que ya no quedan. No fue un equipo el que jugó bien; fueron los dos. Cada uno a su manera. Un toque y fuera. Pase, pared, desmarque y ocasión. Por cierto, la mayoría de jugadores no ingleses. Da igual, se han acostumbrado a que allí no se puede jugar a otra cosa, no se puede especular con nada, ni siquiera con un segundo de pausa para tomar aire. Sería como una desidia a ese deporte, a toda esa gente. No tendrían perdón. Me recordó mucho a aquel fútbol ingles de una década atrás. Cuando Cantona se decidió a bajar el balón al suelo y todos aprendieron que se puede jugar a la velocidad de la luz tratando al balón con la exquisitez propia de cada uno. Comos si pudiera hacer poesía de un partido. Lo de anoche fue algo así. Noventa minutos sin pausa. Si no te gusta esto, nosotros vamos a hacer que te guste. Sin ascos al balón, sin racanerías, sin excusas. Si despegabas los ojos del televisor te hubieras perdido algo. Un córner, una falta, una carrera, una gol. Fue una demostración de que aún se puede jugar a fútbol con el sabor del espectáculo, la emoción del resultado, el toma y daca sin cesar. Hacía tiempo, mucho tiempo, que no veía un partido así. Trepidante, sin intrigas, sin que ninguno de los dos escondiera nada de lo que tenía, sin un sólo silencio y, cuando pasa eso, hasta el árbitro se contagia de las almas para no cortar tal momento.
Hace ya algunas primaveras que el fútbol inglés tenía algo que enseñarnos a todos y ayer Liverpool y Arsenal lo bordaron.
¡Gracias!

3 ¿Y tú qué dices?:

Héctor Z. dijo...

Realmente espléndido el espectáculo que nos ofrecieron estos dos equipos o mejor dicho,2 de los equipos que realizan el mejor fútbol. No voy a negar que por preferencias personales quería que pasara el Arsenal (un entrenador que confía en los jugadores jóvenes,la clase que tiene un señor jugador como es Cesc Fábregas, el juego ofensivo del Arsenal, etc.)pero el Liverpool me gustó mucho también.

Tener una afición como la que tiene el conjunto de Anfield Road es el sueño de cualquier presidente de cualquier equipo de fútbol y gracias a ella en buena parte están donde están (no podemos olvidar el trabajo de Benítez durante estos años).

Si tuviese que recordar un partido memorable en cuanto a fútbol debería remontarme hasta la última eliminatoria que tuvieron el Manchester y el Milán o la remontada increíble del Liverpool al Milán en la temporada 2004-2005.

Ahora solo espero que llegue el Liverpool a la final (que machaque a los blues). Y si se enfrenta al Manchester (equipo que sabe jugar a fútbol) o al Barcelona (equipo que trata el balón como pocos equipos) se verá posiblemente un gran partido.

¡Un abrazo tocayo!

Harpo dijo...

Fue un partidazo, sin duda. Habría que resaltar lo mucho que ayudaron los futbolistas: nada de lloriqueos, protestas, ni piscinas. El fútbol inglés tiene ese punto de ingenuidad que lo hace cercano. Salvando las distancias, pienso que así eran los partidos del Athletic 25 años atrás...

hector dijo...

Es evidente que los jugadores ayudan mucho. Ahora mismo ver esto aquí en España se me hace impensable. Pero hay algo entre tu y yo, al menos también me vino a la cabeza el Athletic. Hace diez años el fútbol inglés se asemejaba mucho a como juega el Athletic en San Mamés, aunque fuera con mucho balón aéreo. Es lo que siempre me ha gustado, para arriba vaya como vaya, subiendo las revoluciones al máximo. Aún recuerdo aquel 4-3 a Osasuna. Remontamos y remontamos; 30 minutos sin cese; eso era fútbol en estado puro.