Villa no fue un mercenario más...
"El guaje marcó ayer el gol más triste de su vida"
Denis Law fue un grandioso jugador escocés de los sesenta y primeros setenta. Perla del Manchester United, en el que compartió papeles estelares con Bobby Charlton y George Best. Jugó allí once años, más de cuatrocientos partidos. Ya mayor, en la 73-74, volvió al Manchester City, en el que había jugado un año en sus comienzos. El United estaba en declive. El último partido de la temporada fue el derbi, Manchester City-Manchester United. Muy cerca del final, Law marcó de tacón el 1-0. Ese resultado mandaba al United a Segunda. Law se quedó contrito. Se fue al vestuario y le sustituyeron. Ese día dejó el fútbol. Aquello resultó célebre, tanto que con el tiempo se ha generado una moda un poco tonta. Basta que un jugador haya estado una temporada de paso en cualquier sitio para que le preguntemos: ¿si marcas lo celebrarás? Y el hombre se da importancia y dice sí o no, según le sale. Una trivialización más.
Otro ritual artificioso y forzado, como el de los balones fuera cuando se cae alguien o el bote neutral convertido en balón para uno, porque sí. Y sin embargo, hay todavía ocasiones en las que lo de no celebrar el gol aparece como algo auténtico, con un porqué. Por ejemplo, ayer en el caso de Villa. Villa se crió en el Sporting. En Neustift, donde estuvo la selección en la Eurocopa, los compañeros de Cuatro le montaron una parabólica para captar desde allí el partido en el que el Sporting aseguró el ascenso con su victoria. Lo vio con sus parientes, como un hincha más, y gozó con esa alegría única que te da el fútbol cuando ganan tus colores. Ayer hubo penalti. Lo tiró y lo marcó. Necesitaba ese gol para su equipo, que se mete en la Champions. Eso es profesión y devoción. Pero estaba dañando a su Sporting, que ya teme al descenso. Eso es sólo devoción, pero con mayúsculas. Y es auténtico y respetable.
Fuentes:www.realsporting.com / www.as.com
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